El Ojo del Mundo, de Guillermo Fernández

  • Título: El Ojo del Mundo
  • Autor: Guillermo Fernández
  • Páginas: 204
  • Editora: Uruk Editores
  • Onde comprar: Amazon (e-book em espanhol)

Resenha por: Paloma Destro*

Más allá de una fotografía

“Tengo que hacer una pregunta a Kevin Carter que a nadie se le ocurrió hacerla.” Esa es la afirmación de Henry Brown, el periodista fotógrafo protagonista del libro “El ojo del mundo” – del autor costarricense Guillermo Fernández.

“El niño y el buitre”, la fotografía de Kevin Carter que llevó al Premio Pulitzer en 1994, tiene en el libro el status de un personaje omnipresente. Está en los diálogos, las escenas, los dolores, los temores, las reflexiones y hasta las aversiones de los personajes con los cuales Henry habla sobre ello.

La historia empieza con el anuncio de que Kevin logró el Pulitzer, aunque el registro haya sido tan aclamado y rechazado en todo el mundo. En la opinión de muchos personajes, la fotografía no es más que algo terrible y que enseña la ausencia de humanidad del fotógrafo, ya que debería haber ayudado al niño en lugar de fotografiarlo.

Pero ¿qué voces son esas que aparecen en el libro?

Para mí, son las del censo común, el que no tiene ganas de ver hacia adelante la realidad de aquello que a uno le gusta olvidar. “El niño y el buitre” es como un retrato de la verdadera naturaleza humana, una que no tiene caridad ni compasión con el sufrimiento de las otras personas.

Por ello, Henry, con su búsqueda implacable por Kevin Carter y que lo hace viajar desde Nueva York hasta Sudáfrica, se convierte en alguien distinto. Es una persona que ve algo que, según el mismo, nadie logró hacerlo. Sin embargo, él encuentra una periodista holandesa llamada Malou, la cual le dice que también ha viajado para preguntarle algo distinto a Carter. Entonces empieza una competición entre los dos, llena de vodka, acertijos, encuentros y desencuentros.

La angustia que uno siente al leer “El ojo del mundo” es lo que dan ganas de saber, que verdad es esa que no logramos ver más allá de la fotografía – y que solo Henry la ve. Así es que, la historia en muchos momentos, se hace extremadamente filosófica. Esa característica es algo común al lector acostumbrado con las obras de Guillermo Fernández, como “Te busco en las tinieblas”.

El autor tiene la capacidad de hacernos leer más de una vez una sola frase. No es que escriba demasiadamente complicado, sino que sentimos la necesidad de absorber lo que hemos leído. ¿Cuál es la razón?. Con seguridad, la profundidad de los conceptos, o mejor, de los análisis de la humanidad que surgen en un aparentemente sencillo diálogo en un bar de un hotel sudafricano.

No revelaré en este texto cual es la pregunta hecha por Henry a Kevin Carter. Pero, si usted todavía no leyó el libro, le doy un consejo: no busque la foto en Google. Ni siquiera alguna información sobre Kevin Carter si no lo conoces muy bien.

Construya la imagen con los elementos que le dan los diálogos y análisis hechos por los personajes. Termine la lectura primero, absorba los conceptos. Después de ello, busque la foto, busque a Carter – como Henry lo ha hecho.

Note que la verdadera historia de esa vida tan llena de sufrimiento del fotógrafo, en la realidad, va más allá del niño y el buitre. Es algo que nos clama empatía.

Paloma Destro es periodista, correctora de textos y licenciada en Lengua y Literatura Portuguesa.

[Paloma Destro é jornalista, revisora de textos e licenciada em Língua Portuguesa e Literatura.]

Veja também a resenha de: Amor nos tempos do cólera, de Gabriel García Márquez

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